Nuevas voces del cine en el norte de México comparten su experiencia

Como parte del FILMO: Foro para el Futuro del Cine Mexicano, se llevó a cabo el panel El norte te mira: nuevos narradores,en el participaron un grupo de jóvenes cineastas norteños que tomaron una ruta propia y encontraron oportunidades en la expresión de la narrativa audiovisual.

Moderada por la productora Yezin Carrillo, en la conversación estuvieron presentes Luis Garza (Marino y Esmeralda), Raúl Quintanilla (Fin amor), Pablo Chavarría (Terrafeni) y Rubén Gutiérrez (piérdete entre los muertos); los primeros tres han sido acreedores al Cabrito de Plata al Mejor Largometraje Nuevo León del ficmonterrey.

En la evolución de cualquier arte la combinación de estilos e influencias genera nuevas formas de producir obras y el cine no es la excepción. Sin embargo, en toda cinematografía también hay nuevas voces y estos cineastas compartieron su manera particular de crear cine, basados en tres puntos: el equipo humano, la historia a contar y cómo deciden contarla.

El primero en compartir su experiencia fue Luis Garza, quien expuso que está en contra de la planeación y que, antes de pensar en la relevancia que pueda tener su película, se preocupa por si la puede hacer o no.

Compartió que con Marino y Esmeralda solamente tenía claro que “la quería hacer en análogo, en blanco en negro, que el otro personaje iba a sostener la cámara y que no iban a terminar juntos. Primero se montó, se hizo sonido, la música ya estaba y, al final, escribí el guion”.

Para el director de Fin amor la realización de sus filmes radica en las ideas que más ruido hacen a su mente y el presupuesto económico con el que cuenta. En el caso de este largometraje compartió que hizo un guion de apenas 10 hojas y con dos personas a cuadro; “mis películas combinan mucho lo personal, pueden tratarse de mi familia incluso en una ficción”.

En el caso de Pablo Chavarría y Rubén Gutiérrez, hacer cine se trata de la narrativa y el contexto en el que viven. El primero lo hace influenciado por el cine que trabaja con no actores; al segundo lo mueve llevar arte a las salas de cine.

Cuando se les cuestionó sobre las diferencias que el cine hecho en el norte de México tiene con el del resto del país, los cineastas coincidieron en que se trata únicamente de la ubicación geográfica, es un cine que no está centralizado, en el que sus realizadores vienen con influencias de cualquier lado y buscan en el calor de Monterrey la inspiración.

Al tratarse de un foro para el futuro del cine mexicano, era inevitable hablar del tema, que resultó ser un tanto desesperanzador para los directores.

Para Luis Garza en el futuro debería haber “salas de cine llenas y descentralización”; en el caso del realizador de Piérdete entre los muertos, el porvenir cinematográfico depende totalmente de las narrativas.

Raúl Quintanilla se limitó a lanzar una interrogante: ¿Hay futuro para el cine mexicano?

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